viernes, 22 de abril de 2016

Tragedia de Costa Salguero y Time Warp: CRIMEN DE ESTADO Y PULSIÓN DE MUERTE




La tragedia de Costa Salguero ha puesto de relieve en primera instancia la responsabilidad criminal de un Estado en muchas muertes de nuestra juventud en sus ámbitos de diversión y recreación,  aún en aquellos donde ciertas "conducta de riesgo" estén casi ritualizadas.
Cada hora que pasa,  queda en evidencia todo lo contrario a lo que muchos opinólogos pretenden transmitir ofuscados, en relación a la presunta "ausencia de Estado" en este tipo de tragedias. Lo que vemos en Costa Salguero ya lo vimos en Cromañón, un Estado demasiado presente (en garantizar las ganancias de una sociedad entramada entre  narcos y capitalistas de la "industria de la noche").
Para el caso, asistimos casi impávidos al escenario del crimen. Costa Salguero, una verdadera "zona franca" concesionada en condiciones de absoluta irregularidad -cuyo directorio está integrado por Fernando Polledo, esposo de la actual vicepresidenta del PRO de la Legislatura porteña - donde ni siquiera el código permite el funcionamiento de salones para espectáculos y solamente está habilitado para un polideportivo. Al momento de escribir el presente artículo,  distintos medios dan cuenta que la capacidad estipulada para la "Time Warp" fue notablemente excedida de acuerdo a los registros de los molinetes de ingreso, un verdadero Cromañón donde además  la evidente connivencia de la Prefectura con los dealers, sumado al negocio de la venta de agua a precios exorbitantes (mientras se cortaba el agua en las canillas) nos pueden llevar a la tétrica conclusión que,  aunque con 5 pibes muertos, "podría haber sido peor". Con este escenario, la "Superman" de Costa Salguero resultó ser la bengala de Comañón, 12 años después.
Como era de esperar no faltaron en los magazines de actualidad, programas con panelistas y hasta de espectáculos, un desfile de opinólogos con título profesional que plagaron las pantallas con dos grandes verdades absolutas presentadas como casi novedosas: "la droga es un flagelo en la juventud" y, a su vez, "es un flagelo que atraviesa todas las capas sociales de los jóvenes".
Terreno fértil para que algún sociólogo nos brinde una mirada epidemiológica para sorprendernos con que "el éxtasis de los jóvenes de clase media en las fiestas electrónicas es el equivalente al 'mezcladito' que consumen los pibes de clase baja en los bailes" o que algún psicólogo también nos revele "por qué en la adolescencia son más proclives las conducta autodestructivas de riesgo por la vía del consumo de drogas, sin importar las clases sociales". Por supuesto para que sea un "combo" no puede faltar "la rotura del lazo social" porque, por ejemplo, "somos una sociedad alienada en el celular y las redes sociales". Vaya novedad.
¿Qué puede aportar en la actualidad el psicoanálisis como "mirada" a esta tragedia? Quizás lamentablemente poco, con total honestidad. Desde el momento en que el propio Freud defendió "a capa y espada" el "caso por caso", integrar el trágico desenlace de los 5 chicos fallecidos en Costa Salguero a, por ejemplo,  "el problema de la droga en la juventud que no reconoce clases sociales" es matar la singularidad de cada uno de ellos, o matarlos por segunda vez".
El propio Freud era un "pesimista" en las tragedias de nuestra civilización. De hecho, su último planteo ontológico se podría resumir más o menos a que todos los seres "civilizados" lidiamos con nosotros mismos e internamente a lo largo de nuestra existencia entre una Pulsión de Vida y una Pulsión de Muerte (auto y heterodestructiva) que pujan permanente -y sin generalmente percatarnos de eso, salvo en un análisis- siendo la Pulsión destructiva la que en la mayoría de las veces se impone. Seguramente nada alentador.
Y con eso algo hay que hacer. La Pulsión de Muerte (décadas después el psiquiatra psicoanalista Jacques Lacan hablaría de algo así como "goce") es eso repetitivo y silencioso que -muchas veces recostados en un diván, mirando quizás al techo del consultorio del analista quien habla (o muchas veces calla) desde atrás- nos dice "acá estoy" cuando refunfuñamos contra nosotros mismos exclamando un "¿pero por qué vuelvo a hacer esto si sé que me está jodiendo la vida?" (justamente de seguro por eso mismo, volvemos a hacer "eso" para gozar "seguir jodiendonos la vida").
 Ese goce puede manifestarse desde no retirarnos a tiempo de lugares y relaciones que padecemos hasta terminar "dados vuelta" en una fiesta electrónica, por ejemplo.
A veces se pretende "tapar el sol con la mano" y esperar que se acaben los excesos que cobran vidas con campañas de "prevención", "educación" e "información". Si bien corresponde lógicamente a una obligación política y sanitaria "de Estado", estos intentos suelen chocar con los límites y potencialidades de la Pulsión de Muerte en muchas subjetividades, por suerte no en todas.
Generalmente los alcohólicos que terminan muriéndose de cirrosis saben sobre las consecuencias del consumo abusivo de alcohol, lo mismo los fumadores con el tabaco o los "drogadependientes" con la sustancia que sea. Lo saben no solamente porque se lo aprendieron casi de memoria en el desfiladero de talleres de "X Anónimos" donde suelen ir como "parada obligada" sino por sobre todas las cosas por lo que padecen. Pero igual "no se bajan".
Hace prácticamente horas , un par de días después de la tragedia de Costa Salguero, un paciente hombre que está atravesando desde hace unos meses un período ciertamente "maratónico" de diversos consumos (alcohol, cocaína, "cristal" en fiestas electrónicas), sin todavía ser "técnicamente" un "adicto", contaba en sesión sus preparativos para la próxima "fiesta electrónica", casi una semana después de la "Time Warp". Como quien no sabe la cosa le pregunté a este paciente si por lo que por aquellas horas estaba conmoviendo la opinión pública no lo "atemorizaba". "No, yo ya sé los riesgos, pero me la quiero dar".
A la Pulsión de Muerte en más de un subjetividad, no hay con qué darle. Ni océanos de tinta de "prevención", "información" y "educación" bastarían. Quizás en la clínica del "caso por caso", el hallazgo de "la causa" algo pueda aportar. En la medida que algo de ese goce autodestructivo sea "cuestionado" o al menos interrogado por el sujeto en cuestión.
No sabemos absolutamente nada de las historias de vida (y muerte) de los 5 chicos fallecidos en la "Time Warp". Si bien hay condiciones históricas, culturales y materiales con un Estado y un Gobierno a la cabeza que -al igual que con Cromañón- resultan ser muchas veces una bomba de tiempo para nuestra juventud, meter las 5 muertes de Costa Salguero en "el flagelo de..." es matarlos -subjetivamente- por segunda vez.
Para estos casos, el psicoanálisis a la hora de decir algo no se vale solamente de "herramientas diagnósticas" sino sobre todo de una Ética, su Ética.

lunes, 18 de abril de 2016

DERECHOS HUMANOS, MILANI Y FETICHISMO




(Artículo publicado en Revista Topía Nro. 74 - Agosto 2015)

Mannoni: YA LO SÉ, PERO AÚN ASÍ
En su artículo “Ya lo sé, pero aún así” (comunicación presentada a la Sociedad Francesa de Psicoanálisis en noviembre de 1963 y publicada en Le Temps Moderns , enero de 1964) , el psicoanalista francés Octave Mannoni desarrolla ciertas problemáticas que muchas veces surgen en la clínica como obstáculo (por momentos, hasta epistemológico, a decir de Gastón Bachelard): las creencias.
Son pocos los párrafos desarrollados desde el comienzo del artículo para que Mannoni ya introduzca a modo de referencia teórica e histórica un texto clave –pero lamentablemente muchas veces olvidado- de Sigmund Freud: Fetichismo, publicado en 1927, momento de inflexión en la obra freudiana. En el texto, Freud analiza el problema de la creencia tomando como vértice la categoría de Verleugnung, cuya traducción más común al español es renegación, mecanismo psíquico que provoca el repudio y a la vez la desmentida del niño al percatarse –casi siempre accidentalmente en sus “series complementarias”- que la niña no posee pene, dato de la realidad que por ley transitiva conlleva a asumir la castración de la Madre, nada más parecido al horror mismo en la subjetividad del niño mientras comienza a navegar por los mares turbulentos del Edipo y la Castración.
La Verleugnung permite al niño conservar, y a la vez abandonar la creencia (que la madre “lo tiene”), permaneciendo “dividido” (o para ser más freudianos, escindido) frente a ella. Siguiendo a Freud, la Verleugnung del falo materno es la primera parada en la traumática constitución subjetiva de la sexualidad infantil como “bandera de guerra” a esa traumática y repudiada realidad: “al final, entonces, Mamá no lo tiene” y, a su vez, la usina de todas las creencias que consiguen sortear dicha desmentida de la experiencia. Desde el lenguaje, como frase de cabecera en el artículo de marras, Mannoni propondrá el “ya lo sé, pero aún así…”    
De los hopis a Milani  
Gran parte del artículo de Mannoni se referencia en narraciones antropológicas sobre las creencias. Para el caso, el analista francés toma un texto que describe la experiencia de los Hopis, una civilización amerindia cuyo uno de sus rituales consistía en el uso de máscaras (katcinas) por parte de los adultos de la civilización en períodos determinados del año, con el fin de engañar a los niños de la civilización por medio del terror, simulando el deseo de comerlos. Los pequeños, atemorizados, terminan siendo salvados por sus madres, que entregan a los katcina pedazos de carne, concluyendo el ritual en una provisión de distintos alimentos por parte de los propios katcina.
Mannoni describe la decepción de un hopi al momento de –accidentalmente- descubrir cierta vez el embuste de las máscaras. “Por la noche no pude comer, y cuando los katcina distribuyeron los regalos, me negué a aceptar el piki (albóndigas de maíz rojizas en lugar de amarillas, teñidas por las madres). Sin embargo, el piki que me daban no era rojo, era amarillo. Eso me hizo feliz”.
En un mismo acto, el frustrado narrador conserva su apesadumbrado “mamá me engañó” con la creencia de “mamá me salvó”. El ritual implica como revelación, llegada la prepubertad del niño, una ceremonia donde los adultos se muestran ya sin las máscaras mientras bailan la danza katcina, lo cual provoca la conmoción fantasmática de reconocer al propio padre entre los embusteros portadores de máscaras (y la complicidad de la madre ya no tan “salvadora”). Así, Mannoni va a asegurar que “…no hay creencia inconsciente; la creencia supone el soporte del otro…” Vaya si no fue tan claramente analizado por el mismo Freud en La Novela Familiar del Neurótico (1909) y a su vez comprobado por quienes tenemos la dicha de practicar la clínica analítica día a día cuando nuestros pacientes vienen a relatarnos sus “novelas familiares” desde el Discurso Amo de mamá y/o papá, sin muchas veces escuchar-se que en ese relato prácticamente “nada cierra”.
La adhesión y devoción hacia un proyecto político y sus líderes por parte de una masa obedece sin dudas a cuestiones ideológicas que no necesariamente transcurren con exactitud por los mismos andariveles de las leyes del inconsciente que guían la clínica freudiana. La alienación y la conciencia en sí o para sí como fenómenos del campo de la ideología (tempranamente “descubierto” por Marx llegando a mediados del Siglo XIX) no siempre se desenvuelven en los mismos términos del Inconsciente freudiano. Marx tomó un Sujeto escindido, alienado, integrante de una clase social, un particular de un Universal. Freud, un Sujeto escindido, alienado, abductivo, más singular (“uno a uno”) que particular. Sin embargo, el discurso y sus efectos puede a veces encontrarse como fenómeno de subjetivación en el campo de la clínica analítica y la ideología y la política. Y vaya si el “Relato” (término acuñado casi como franquicia propia por el “Proyecto” que gobierna nuestro país desde el año 2003) y el Fetiche tantas veces no suelen jugar sus cartas en el campo de las ideas en la lucha de clases, y también en nuestros divanes y consultorios.
Si algo ha sido cristalizado y fetichizado por el llamado “Proyecto Nacional y Popular” son los derechos humanos como marca registrada y exclusiva de este Modelo, tomando como acto fundacional –también fetichizado- la célebre bajada del cuadro de Videla por parte del extinto ex Presidente Néstor Kirchner ( “Padre” totemizado del Modelo) en el Liceo Militar, el 24 de Marzo del año 2004, con motivo de la primer conmemoración del Golpe genocida del año 1976 por parte de la gestión presidencial kirchnerista.
A partir de dicho acto fundacional, seguido por la anulación de las llamadas “leyes de impunidad” (Punto Final y Obediencia Debida sancionadas en el Gobierno de Alfonsín) que abrió la instancia de reapertura de juicios a genocidas (cabe mencionarse que la epopeya anulatoria de dichas leyes se interpuso para anular los tratados internacionales de extradición para que los genocidas sean juzgados de manera más “expeditiva” fuera del país) más la cooptación de la mayoría –por suerte no todos- de organismos “históricos” de derechos humanos, el fetiche “derechohumanista” se instaló como moneda corriente del régimen actual.
Curiosamente, en los últimos años, el Gobierno de “los derechos humanos” optó por poner al frente del turbio Ejército Argentino a un General de dudosa procedencia, César Milani, quien se vio obligado a renunciar a su cargo a finales de Junio de este año antes las evidencias judiciales sobre su participación en la represión durante la dictadura militar.  Hasta que su nombre cobró notoriedad pública, no resultaba ser un emblema del genocidio en nuestro país. Al momento de cobrar una mayor notoriedad pública el nombre de Milani, comenzaron a surgir distintas denuncias vinculadas a su participación en crímenes de lesa humanidad durante la dictadura genocida en nuestro país, e inclusive en sus prolegómenos. Se hizo pública una denuncia del  Informe “Nunca Más” de la Provincia de La Rioja del año 1984, donde el General César Milani fue acusado por Alfredo Oliveran, ex detenido desaparecido, de haber allanado su domicilio junto a un grupo de tareas en el año 1977, y consiguientemente detenido e interrogado con métodos convencionales de tortura en un Juzgado Federal de La Rioja.
Las tropelías represoras de Milani no comenzaron ahí. El hijo del extinto genocida tucumano Antonio Bussi, en una carta dirigida al diario La Gaceta con fecha 18 de Julio de 2013, reconoció que el Jefe del Ejército “nacional y popular” era “uno de los subordinados más comprometidos con mi padre”  durante el Operativo Independencia del año 1975 en Tucumán, el cual como se sabe fue el “ensayo general” para la dictadura sanguinaria iniciada con el golpe del 24 de Marzo.
Sin embargo, su prontuario tampoco se acaba allí. El caso más emblemático de su participación en la dictadura fue la desaparición en el mes de Junio 1976  del conscripto Agapito Ledo (quien fuera señalado por informes de inteligencia de la época como militante de una organización aparentemente vinculada con el PRT) mientras prestaba tareas en el Servicio Militar bajo las órdenes de Milani. En la causa abierta por los familiares de Ledo se puede comprobar un acta fraguada por el actual Jefe del Ejército donde deja constancia que Ledo fue un “desertor” durante sus actividades como conscripto. El “desertor” Ledo nunca más apareció. Al día de la fecha, ningún funcionario de organismo alguno gubernamental, ni la señora Estela de Carlotto, ni Hebe de Bonafini se han dignado a recibir las denuncias de los familiares de Ledo. Las únicas “Madres” que acompañan públicamente la lucha por el esclarecimiento de la desaparición del conscripto han sido Nora Cortiñas y Elia Espen (más las organizaciones no “oficialistas” nucleadas en el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia).
Como corolario, no resulta menor señalar que el General Milani aparece en un listado publicado en un Dossier de la Revista Veintitrés en el año 2010 –previo a su designación como Jefe del Ejército- junto a decenas de nombres, como “agente de inteligencia” del temible Batallón 601 del Ejército durante la dictadura militar. Lo tragicómico resulta ser que la Revista Veintitrés no integra ninguna “corpo” de la “Opo” (como Clarín o La Nación) sino el Grupo Veintitrés, dirigido por el empresario mediático Sergio Szpolski, que si algo se ha caracterizado en todos estos años es en haberse presentado como la “Corpo” oficialista en el campo de los medios de comunicación (Tiempo Argentino, CN23, El Argentino, Infonews). Evidentemente para las épocas de la publicación del Dossier de la Revista Veintitrés todavía “Milani” no resonaba como lo “escabroso” que resuena hoy, sino sin lugar a dudas algún “filtro” se hubiera activado a la hora de decidir publicar el Dossier.
Claro está que ante tamaño prontuario, la férrea defensa y sostenimiento de Milani por parte del Gobierno de “los derechos humanos” y la mayoría de sus militantes hasta horas antes de su “renuncia” radica más en las funciones garantizadas por el otrora genocida en estos últimos años (que han quedado de relieve ante la muerte del fiscal Nisman en el mes de enero): un aparato de inteligencia “propio” y “del palo”, encargado de espiar opositores, jueces y sobre todas las cosas organizaciones sociales y política no cooptadas.
Cabe además resaltar que, aún con Milani “renunciado”, casi un tercio de los integrantes del Gabinete de Ministros del Gobierno de “los derechos humanos” que también se ufana de denunciar la “complicidad civil con la dictadura” ha sido cómplice o directamente partícipe de la dictadura. Héctor Timerman, actual Canciller y Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno Nacional, dirigía en los tiempos previos, durante y posteriormente al golpe del 24 de Marzo, el diario vespertino La Tarde, que en sus tapas reivindicaba “el aniquilamiento de la subversión” y en los días del golpe festejaba la “reorganización nacional”. Timerman –junto a los ejecutivos de los principales diarios, entre ellos Clarín, desde luego- fue recibido con honores en la Casa Rosada por el propio General Videla el 1 de Abril de 1976, a una semana de consumación del golpe.
Además, Carlos Tomada, actual Ministro de Trabajo revistió como Director de Relaciones Laborales durante toda la dictadura militar –había sido designado en el Gobierno de Isabel Perón- en la ya desaparecida Empresa Líneas Marítimas Argentinas (ELMA); tal era la fidelidad que debe haber jurado Tomada al Gobierno de Videla que fue gratificado en octubre de 1976 con el nombramiento de representante oficial del Gobierno de facto en la 62 Reunión Marítima de la OIT a realizarse en Ginebra, firmado por puño y letra de Videla en el Boletín Oficial 23.509 (12/10/76).
 Como dice el refrán, “no hay dos sin tres”. En homenaje al “Nombre –y apellido- del Padre”, Kirchner, pero Alicia, hermana de Néstor, cuñada de la Presidenta, Ministra de Desarrollo Social de la Nación. Evidentemente “Alicia” se encontraba en el “País de las Maravillas” durante la dictadura militar genocida. Ocupó en los siete años que duró “el Proceso” el cargo de Subsecretaria de Asuntos Sociales de la intervención de facto en la Provincia de Santa Cruz. Ya es conocida por todos cuál fue la política en “asuntos sociales” de la Junta Militar en el interior del país. Nobleza obliga, a diferencia de Tomada, “Alicia” no borró en su CV de la Web del Ministerio dicho cargo.
Podemos dejar de lado por no revestir un cargo “oficial” o ministerial a quien es desde hace décadas Secretario General del gremio de la construcción (UOCRA), Gerardo Martinez, “Gerardo” como gusta llamarlo la Presidenta “en vivo” en tantos actos oficiales compartidos con la Cámara Argentina de la Construcción, quien fue agente civil del Batallón 601 también durante la dictadura y hace años es uno de los dirigentes sindicales más fieles y leales al Gobierno Nacional.
No parece poca cosa que en el Gobierno de los “Derechos Humanos” tres de sus ministros hayan sido colaboradores o directamente funcionarios de la dictadura de Videla y compañía, y su ex Jefe del Ejército directamente parte del aparato represivo ejecutor de crímenes de lesa humanidad, y uno de sus sindicalistas más cercanos, agente de inteligencia del Grupo de Tareas más sanguinario del Ejército durante los años más sangrientos. Lo descripto en este apartado está por demás comprobado con testimonios y documentación, pero por los ritmos de la economía procesal de todos los “partidos judiciales” (oficialistas y opositores) nunca han llegado a procesamientos y condenas.
Ante la evidencia, el honesto militante o adherente al Gobierno “de los derechos humanos” –dejamos de lado a aquel que es consciente sobre todas estas responsabilidades pero sigue firme en el encubrimiento- solía quedar atónito y desairado. Como los niños de la tribu hopi que descubren que los katcina son adultos con máscaras. Como el niño que descubre que la niña –y por lo tanto su madre- no tiene pene. Todavía no aflora ninguna renegación (que no es estrictamente un mecanismo de defensa sino de protección) sino, en palabras de Freud, el mecanismo de defensa más arcaico: la negación, la Verneinung: “No puede ser…es una mentira de Lanata y de Magnetto… son los troskos funcionales a Clarín y la derecha” y toda una serie de diatribas que se orientan a negar lo innegable y evidenciable, que pone el peligro al indestructible Relato y andamiaje simbólico-imaginario del Gobierno “de los derechos humanos”, sostenido en Gran Otro del padre –muerto- totemizado y la Madre completa no castrada.
Cuando la Verneinung se muestra incompetente e impotente ante la evidencia, surge ahí la imperiosa necesidad de un ejército de fetiches, vértices irrompibles en el “Ya lo Sé pero Aún Así..” que es el himno de cabecera en la Verleugnung que referenciamos en Freud y Mannoni, frente al repudio del niño a la castración de su Madre. El fetiche que “completa” a mamá puede ser variado: los Pañuelos de las Madres, la imagen de “ÉL” bajando el cuadro de Videla -para no desviarnos omitimos algún comentario sobre la dudosa trayectoria del matrimonio presidencial durante la dictadura, que desarrolló su actividad letrada más orientada a las ejecuciones hipotecarias del tristemente célebre decreto 1050 que en la presentación de Habeas Corpus en favor de militantes desaparecidos- , los museos en la ESMA, las fotos de los desaparecidos, entre otras.
Además del plano imaginario del fetiche, en el registro de lo simbólico y el discurso, el Ya lo Sé pero Aún Así” de la Verleugnung en el discurso puede ser variada. Tomemos algunos ejemplos que solíamos escuchar hasta no hace mucho:
“Ya lo Sé –que Milani fue un represor- pero aún así –defiende el Proyecto Nacional y Popular-.
“Ya lo Sé –que Milani fue un represor- pero aún así –se abraza con Hebe-“
“Ya lo Sé –que Milani fue un genocida- pero aún así –banca a Cristina-“

A sabiendas que la renegación y el fetiche suelen prevalecer en las perversiones, cabe aclarar que estamos a un abismo de soslayar una acusación sobre presuntas “perversiones” en la masa de individuos que se valgan de este sistema de protección, esta Verleugnung, o del “Ya lo Sé pero Aún Así”. En primer lugar, sería corrernos de la singularidad en la estructura y sobre todas las cosas en transferencia, cayendo en un reduccionismo brutal y en una aplicación extra clínica de las categorías del psicoanálisis. Los fenómenos que pueden emular diversos mecanismos psíquicos de estructuras determinadas (neurosis, psicosis, perversiones) en el campo de la política y la lucha de clases representan una ínfima porción a la hora de comprender ciertos procesos, como en este caso, la creencia en un gobierno que se vanaglorie ser “de los derechos humanos” cuyos principales exponentes y funcionarios cuentan con un prontuario en la dictadura militar. Sin contar además que el psicoanálisis sacó a las perversiones del plano acusatorio moral para ubicarlo, nosológicamente, como una posición subjetiva –entre otras- por la cual el Verleugnung  del “Ya lo Sé pero Aún Así se impone como el mecanismo prevalente frente a la castración de la Madre y el fetiche deviene en falo materno.
Siguiendo con la emulación, para el caso del honesto “creyente” en el Proyecto, asumir la brutal contradicción de guardar entre las propias filas generales genocidas y funcionarios procesistas, y sortearse Verneinung y Verleugnung podría conllevar al terrorífico riesgo que la Jefa Mamá Completa baje del Olimpo para engrosar la lista de los mortales, de los y las castradas y que consiguientemente ese Otro por el que durante tanto tiempo ofreció y puso una, dos mejillas y hasta la cara entera se precipite y derrumbe como un castillo de naipes. A esta altura, ya no hay fetiche, “pañuelos”, “cuadros bajados” que puedan tapar agujero alguno. No muy distinto a la cara de azoramiento y frustración del prepuber hopi a quien se le revela que entre los katcina estaba su padre enmascarado y que su madre en lugar de haber sido una “salvadora” resultó también ser una embustera.
Tomamos como propias para concluir un pasaje del artículo en cuestión de Octave Mannoni, destacando el “Ya lo Sé pero Aún” como condición necesaria para cualquiera que esté dispuesto a ver un buen espectáculo de teatro plagado de ilusiones.

 El espectador adopta, ante los juegos de los ilusionistas, la actitud del perfecto incrédulo, pero exige que “la ilusión” sea perfecta, sin que se pueda saber quién debe ser engañado; en el teatro acontece algo semejante…, o se ha imaginado la fábula del espectador ingenuo y crédulo que toma por realidad lo que ocurre en el escenario…”

Hernán Scorofitz

miércoles, 25 de noviembre de 2015

TRIUNFO DE MACRI Y NEGACIÓN "K"





Freud sostenía que “la negación” (Verneinung) solía ser casi el mecanismo de defensa más “arcaico” de un sujeto, inclusive el “hermano mayor” de ÉL mecanismo por excelencia en las neurosis que es la represión. Justamente en el texto “LA Negación” Die Verneinung (1925) plantea que “…La negación es la manera, de tomar conocimiento de lo reprimido, a decir verdad ya un levantamiento (Aufhebung) de la represión, pero ninguna liberal aceptación de lo reprimido. Se ve, como aquí se separan la función intelectual del proceso afectivo. Con la ayuda de la negación, se anula solo una consecuencia del proceso de la represión, la de que ese contenido de representación no llegue a la conciencia.

No hace falta ser un probo, menos un erudito en el campo del psicoanálisis para al menos intuir en nuestra cotidianeidad como este mecanismo defensivo se activa “a la defensiva” las 24 horas del día (literalmente, porque en los sueños también opera). Y la vida política también es parte de esa cotidianeidad.

Resulta curioso –o no tanto-, luego del –preocupante- triunfo macrista en el ballotage presidencial que llevará al símbolo de la derecha argentina a la Presidencia de la Nación, los argumentos esgrimidos –y sobre todo la negación- de los militantes del –derrotado- kirchnerismo sobre las causas en la victoria del enemigo.

Días atrás, en el artículo “Ballotage, Inconsciente y Renegación” referimos otro mecanismo descripto por Freud (la re-negación o Verleugnung) cuando nos llamaban a votar a un candidato “mal menor” de las características (y sobre todas las cosas el prontuario) tan similares (Scioli) a las del candidato “mal mayor” Macri.


Una vez consumada la tragedia, a la hora de darle oportunidad a la pausa, la pregunta, la reflexión y –con suerte-  quizás algunas conclusiones preliminares no se vislumbra absolutamente nada en el balance del militante kirchnerista sobre los 12 años de gobierno como “causa” de la derrota: ni  el hecho de haber dejado crecer una “derecha boba” (macrismo) para “que a la izquierda mía esté a la pared y a la derecha los bobos de globos de colores” como garantía de permanencia en el poder. Ni el hecho de haberle entregado a esa “derecha boba” la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (el principal distrito nacional) desde el 2007. Ni el hecho de haberle recientemente entregado a “la derecha boba” la Provincia de Buenos Aires poniendo como candidato a gobernador a un ex menemista duhaldista devenido a “lenguaraz” del Proyecto, manchado por acusaciones de nacotráfico y responsable político –en mayor o menos instancia- de la Masacre del Puente Pueyrredón y el asesinato de Mariano Ferreyra. Ni la Masacre de Once. Ni las alianzas en todos estos años con los “feudos pejotistas” del interior (Insfran, Urtubey y cia.). Ni los bochornosos escándalos de corrupción que involucran hasta a la familia presidencial saliente. Ni la entrega de la Cordillera a los pulpos mineros multinacionales como la Barrick Gold. Ni la entrega de Vaca Muerta a Chevron (un acuerdo tan espurio que llevó a que la Corte Suprema obligue días atrás a hacer públicas las cláusulas secretas y que el propio Gobierno kirchnerista, para evitarlo, tuviera que reconocer de manera vergonzante que la YPF “Nacional y Popular” es en realidad una “empresa privada”). Ni la entrega de centenares de miles de hectáreas a Monsanto. Ni el 40% de los trabajadores precarizados en todos estos años. Ni los “chanchullos” grotescos de Boudou.  Ni la confiscación del salario a millones de trabajadores a través del impuesto a “las ganancias”. Ni la indemnización multimillonaria a Repsol. Ni la Ley Antiterrorista.  Ni los miles de millones de subsidios (con “retornos”) a las empresas privatizadas (especialmente los pulpos telefónicos como Telecom y Telefónica). Ni haber “estatizado” las AFJP para emitir títulos y pagar la deuda externa (en lugar de otorgar el 82% móvil a los jubilados). Ni haber sostenido por años al genocida Milani al frente del Ejército. Ni los apaleamientos a los Qoms.  Ni el proceso creciente de derrumbe de la Educación Pública. Ni el proceso creciente de derrumbe de la Salud Pública. Ni los colapsos energéticos veraniegos (con las empresas energéticas privatizadas manteniendo sus astronómicas ganancias por subsidios estatales). Ni haber vaciado las vanagloriadas –en todos estos años- reservas del Banco Central para pagar orgullosa y “serialmente” la deuda a los usureros internacionales (que derivará en una brutal devaluación del peso ejecutada por “la derecha” que acicateará los ingresos de millones de trabajadores). Ni el ajuste “disimulado” por inflación. Ni, por último, candidatear a un Macri “propio” para que no gane un el “verdadero” Macri.   

Por nombrar solamente algunos “NI” -remitidos a la descomposición y el carácter entreguista del Gobierno saliente- como causa más que directa del fastidio de un vasto sector de la población (muchos de los cuales fueron parte del voto del 54% de Cristina en el 2011) que la derecha, a partir del discurso del “Cambio” pudo capitalizar para dar una salida capitalista a la crisis y el agotamiento del ciclo kirchnerista. El honesto militante kirchnerista, conmovido y confundido todavía por la –ajustada” derrota, nos ofrece como balance el “NO” (y no el “NI”): NO FUE EL PROYECTO. NO FUE CRISTINA…los responsables del arribo de Macri y la derecha a la conducción del país.  

A manera de balance y de hilvanar opiniones sobre algunas de las causas (porque causas tiene que haber en una catástrofe como la que se consumó a partir del domingo del ballotage) suelen ser tres las preferidas:
1.    El voto en blanco del trotskismo “marginal” (desde 1983 nunca antes fue tan baja la adhesión al voto en blanco, inclusive más baja que la diferencia ajustada con la que Macri se impuso a Scioli).
2.    Los medios hegemónicos (que supuestamente se extinguirían el famoso “7D” – 7 de Diciembre- del 2012).
3.    El pueblo “que vota globos” (el cual hasta hace días vivía sumergido en un mundo de felicidad y cada feriado turístico inundaba en masa los principales centros turísticos del país).

En el texto de marras, Freud destaca puesto que la tarea de la función intelectual del juicio es afirmar o negar contenidos del pensamiento, nos guía a una saliente observación de la procedencia psicológica de esa función. Negar algo en el juicio, es decir en el fondo: “eso es algo que yo preferiría reprimir”. La condena es la sustitución intelectual de la represión, su NO, un signo distintivo de la misma, un certificado de origen, algo así como el “made in Germany”. Por medio del símbolo de la negación se libera el pensar de las limitaciones de la represión y enriquece su contenido, de los cuales para su rendimiento no podrá ya prescindir.

Ya habrá tiempo para balances. Asimilar una derrota tan dura y preocupante –no solamente los militantes kirchneristas son los únicos preocupados frente al panorama que se avecina, sino que millones que no lo somos también- puede conllevar a abrir una instancia de pregunta. Instancia de pregunta que en la subjetividad de cada individuo puede cobrar un carácter subversivo y devenir en cuestionar y esmerilar, aunque sea “un cachito”, a ese Gran Otro que parecía inconmovible y casi perfecto sobre el cual elegimos –eligieron- apoyarse. Si se trata de “gambetear” esa posibilidad, la Verneinung freudiana puede ser una “oferta de temporada” para nuestro Inconsciente.

Hernán Scorofitz

miércoles, 18 de noviembre de 2015

BALLOTAGE, INCONSCIENTE, RENEGACIÓN





En el mes de agosto la Revista Topía tuvo la gentileza de publicar un artículo de mi autoría titulado “Derechos Humano, Milani y Fetichismo” donde propuse cierta analogía entre algunos mecanismos inconsciente desplegados en el campo del discurso con la tenacidad política con la que no pocos militantes del kirchnerismo defendieron -hasta que fue indefendible y lo “renunciaron”- la continuidad del genocida Milani como Jefe del Ejército del Gobierno de “los Derechos Humanos”.
Algo parecido ocurre en la cuenta regresiva al ballotage presidencial, donde ante el terror y la angustia que genera en vastos sectores del progresismo (y de la población) que el estereotipo de la derecha (hoy más aggiornada y cool que “acartonada” y “conservadora”) encarnado en Mauricio Macri pueda asumir la Presidencia, el kirchnerismo nos presenta como “alternativa” a Daniel Scioli, candidato cuyo programa de gobierno y discurso (además de su origen político y de clase –familia empresarial, menemismo-) prácticamente es una “gota de agua” con la gota de agua del Jefe de Gobierno de la Ciudad. Balance aparte para la ocasión queda sobre la responsabilidad del kirchnerismo que hoy el PRO (fuerza sostenida y hasta alimentada por el Gobierno Nacional para tener como oposición una “derecha boba y de globitos de colores” con el fin de vanagloriarse que “a la izquierda mía está la pared”) se encuentre a muy poco de conducir los destinos del país e iniciar una nueva etapa de ajustes, tarifazos y devaluación contra las mayorías populares.
Cuando a quienes decidimos desistir en elegir un “mal menor” (que la historia ha demostrado que dicho criterio de elección suele devenir en “males mayores” similares a tempestades y cataclismos para los intereses populares) o a un verdugo más “light”, se nos acusa de presuntos “funcionales” a la posibilidad de la victoria de Macri, solemos señalarles la similitudes estratégicas casi bochornosas: a días del ballotage, y particularmente a posteriori del debate televisivo, lo único que diferencia a ambos candidatos es en el “gradualismo” para el futuro e inminente ajuste, basado en el techo inmediato a devaluar (Macri propondría un dólar a $15 para enero del 2016, Scioli a $12). Ambos coinciden en “redireccionar los subsidios tarifarios” (ni más ni menos en lo que para el sentido común suele llamarse “tarifazo”). Ambos coinciden en una devaluación (con la diferencia recientemente señalada). Ambos coinciden en pagar a los llamados holdouts o “Fondos Buitre”. Ambos coinciden en “tolerancia cero” a la protesta social. Ambos coinciden en “mano dura a la delincuencia”. Ambos coinciden en rechazar cualquier viabilidad institucional para legalizar el derecho al aborto. Ambos coinciden en eliminar las “retenciones” a los productores rurales (que jaquearon al Gobierno kirchnerista en el año 2008 con la legendaria “125”). Ambos coinciden en involucrar a las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico (en un punto “peor”, Scioli lo ha reafirmado tomando la propuesta de Sergio Massa con mayor ahínco que el propio Macri). Ambos coinciden en “volver a los mercados” (para colmo de lo grotesco, y ante un rating que explotó el domingo a la noche durante debate televisivo en vivo, Scioli acusó a Macri de querer “tomar deuda con el FMI” y propuso como presunta alternativa volver a endeudar al país “pero con el Banco Mundial”).
Cuando le señalamos esto a nuestro espantado y resignado amigo o familiar elector de Scioli, aterrado por la idea del advenimiento macrista (como también nos aterra a nosotros), como casi último recurso y “manotazo de ahogado”, se encarga de aclararnos que en realidad “el candidato es el Proyecto” y que “el Frente Para la Victoria no es el PRO”, algo que el propio núcleo duro del mismo Scioli intenta desesperadamente desmentir en la cuenta regresiva del ballotage. A lo último, alguno nos suele confesar ante la inminencia de la tragedia que se avecina que “en algo hay que creer”.
En el artículo de marras que publiqué en la Revista Topía referencié el artículo “Ya lo sé, pero aún así” (comunicación presentada a la Sociedad Francesa de Psicoanálisis en noviembre de 1963 y publicada en Le Temps Moderns, enero de 1964) del psicoanalista francés Octave Mannoni, donde desarrolla ciertas problemáticas que muchas veces surgen en la clínica como obstáculo (por momentos, hasta epistemológico, a decir de Gastón Bachelard): las creencias.  Mannoni trabaja el texto Fetichismo de Sigmund Freud, publicado en 1927, donde analiza el problema de la creencia tomando como vértice la categoría de Verleugnung, cuya traducción más común al español es renegación, mecanismo psíquico que provoca el repudio y a la vez la desmentida del niño al percatarse –casi siempre accidentalmente en sus “series complementarias”- que la niña no posee pene, dato de la realidad que por ley transitiva conlleva a asumir la castración de la Madre, nada más parecido al horror mismo en la subjetividad del niño mientras comienza a navegar por los mares turbulentos del Edipo y la Castración.
La Verleugnung permite al niño conservar, y a la vez abandonar la creencia (que la madre “lo tiene”), permaneciendo “dividido” (o para ser más freudianos, escindido) frente a ella. Siguiendo a Freud, la Verleugnung del falo materno es la primera parada en la traumática constitución subjetiva de la sexualidad infantil como “bandera de guerra” a esa traumática y repudiada realidad: “al final, entonces, Mamá no lo tiene” y, a su vez, la usina de todas las creencias que consiguen sortear dicha desmentida de la experiencia. Desde el lenguaje, como frase de cabecera en el artículo de marras, Mannoni propondrá el “ya lo sé, pero aún así…”    
Ante la evidencia de la notable similitud entre los dos candidatos, donde se nos convoca a evitar el triunfo de la derecha con el programa de la derecha, el honesto militante -dejamos de lado a aquel que es consciente sobre todas estas responsabilidades pero sigue firme en el encubrimiento- suele quedar atónito y desairado y opta por lanzar diatribas y todo tipo de acusaciones valiéndose del mecanismo de defensa más arcaico: la negación, la Verneinung: “No puede ser…¿cómo van a dejar que gane Macri? troskos funcionales a la derecha” y toda una serie de improperios que se orientan a negar lo innegable y evidenciable.
La renegación (Verleugnung) suele continuar a la negación (Verneinung): Cuando la Verneinung se muestra incompetente e impotente ante la evidencia, surge ahí la imperiosa necesidad de un ejército de fetiches, vértices irrompibles en el “Ya lo Sé pero Aún Así..” que es el himno de cabecera en la Verleugnung que referenciamos en Freud y Mannoni, frente al repudio del niño a la castración de su Madre.
La adhesión y devoción hacia un proyecto político y sus líderes por parte de una masa obedece sin dudas a cuestiones ideológicas que no necesariamente transcurren con exactitud por los mismos andariveles de las leyes del inconsciente que guían la clínica freudiana. La alienación y la conciencia en sí o para sí como fenómenos del campo de la ideología (tempranamente “descubierto” por Marx llegando a mediados del Siglo XIX) no siempre se desenvuelven en los mismos términos del Inconsciente freudiano. Marx tomó un Sujeto escindido, alienado, integrante de una clase social, un particular de un Universal. Freud, un Sujeto escindido, alienado, abductivo, más singular (“uno a uno”) que particular. Sin embargo, el discurso y sus efectos puede a veces encontrarse como fenómeno de subjetivación en el campo de la clínica analítica y la ideología y la política. Y vaya si el “Relato” (término acuñado casi como franquicia propia por el “Proyecto” que gobierna nuestro país desde el año 2003) y el Fetiche tantas veces no suelen jugar sus cartas en el campo de las ideas en la lucha de clases, y también en nuestros divanes y consultorios.
Tomamos como propias para concluir un pasaje del artículo en cuestión de Octave Mannoni, destacando el “Ya lo Sé pero Aún” como condición necesaria para cualquiera que esté dispuesto a ver un buen espectáculo de teatro plagado de ilusiones.

 El espectador adopta, ante los juegos de los ilusionistas, la actitud del perfecto incrédulo, pero exige que “la ilusión” sea perfecta, sin que se pueda saber quién debe ser engañado; en el teatro acontece algo semejante…, o se ha imaginado la fábula del espectador ingenuo y crédulo que toma por realidad lo que ocurre en el escenario…”

martes, 17 de noviembre de 2015

Neutralidad, Demanda, Deseo del Analista...BALLOTAGE




En las últimas semanas no pocos analistas han dejado testimonio en diversos foros y redes sociales sobre cómo pelean “voto a voto” con sus pacientes de cara al ballotage del 22 de Noviembre que definirá quién será el próximo Presidente de la Nación. Y ojo, no como un “desliz” o una “licencia” en el encuadre o dispositivo freudiano donde casi “de manual” el propio Freud proponía, bah indicaba, o directamente ordenaba la “neutralidad” (distinta a la “abstinencia” también señalada pero que a veces se la suele confundir con la “neutralidad”) como condición sine quanon para el despliegue transferencial (sin transferencia no hay análisis posible).
Muchos analistas preocupados ellos por los destinos del país que se jugarán en el ballotage presidencial han convertido a sus consultorios en espacios proselitistas, lo cual lejos de ser señalado en las redes sociales de manera vergonzante por ellos mismos como una casi “medida de excepción”, la presunta “violación” a la norma del encuadre es reivindicada y vanagloriada en pos de la Patria.
Medida audaz si las hay ya que se “baja” un Otro (encuadre freudiano y/o al propio Freud) para sostener otro Otro (“Patria”, “Proyecto”, o aquello que Freud al comienzo de “Duelo y Melancolía” (1917) define como “una abstracción que haga sus veces como la Patria, la Libertad, un Ideal, etc.”). De buenas a primera, cualquier estudiante de primer o segundo año de la carrera de Psicología (me arriesgo a decir de cualquier universidad nacional) podría señalar “la falta” cometida desde el punto de vista de la ética profesional a la hora de transformar conscientemente (por fuera de cualquier ápice “contratransferencial” del analista) la sesión analítica en un campo de disputa para ganar al “otro” (en este caso el paciente o analizante) a una posición política propia. Ni siquiera un estudiante novato. Hasta el dichoso “sentido común” (con el valor agregado de cierto peso de tradición psicoanalítica un tanto “silvestre” en el “imaginario social” de estas pampas) podría sancionar al analista que salta el cerco de la “neutralidad freudiana” para convencer al analizante (con la ventaja que significa en el cometido la transferencia –positiva- instalada en ese análisis, en caso que esté “instalada”).
La llamada “ética” profesional de cualquier disciplina (siempre ligada al protocolo o a la buena –o mala- praxis de acuerdo a una normativa convencional prefijada) dista de lo que el psicoanálisis, particularmente a partir de Lacan (más de uno que desconoce quizás su biografía autorizada o “no autorizada” se espantaría de algunas cosas que el continuador del legado freudiano hacía con sus pacientes) llamó alguna vez “la Ética del Psicoanálisis”.
Sin embargo, los dilemas éticos atraviesan día a día los consultorios, encuadres, transferencias. Confiando en la buena fe de los analistas que han decidido –creemos que momentáneamente- convertir sus “direcciones de la cura” en discusiones políticas porque hay un Otro (Modelo, Proyecto, Patria, etc.) “en peligro” para millones (considerando ellos que su analizante o paciente entra dentro de esos “millones”) ¿Es pertinente juzgar de manera sancionatoria esta “conversión” de sus tratamientos? ¿Qué pasaría con la sacro santa “neutralidad freudiana” si “por hache o por be” consideramos en nuestra escucha que abstenernos de intervenir de una manera determinada con un analizante puede derivar en una catástrofe social o política de características extra-ordinarias como el advenimiento del fascismo?
Queda en evidencia, en primera instancia, una caracterización política discutible sobre homologar el eventual triunfo de alguno de los candidatos del ballotage con el ascenso del fascismo, lo cual se traduce lisa y llanamente a la aniquilación política y física de miles o millones de personas de carne y hueso y de las propias libertades democráticas más básicas y esenciales de la misma democracia burguesa. Si se trata de ese peligro, el propio Trotsky sí que supo de “licencias” en la historia cuando llamó en 1931 a constituir un “frente único antifascista” ni más ni menos que a la pérfida socialdemocracia alemana (responsable del asesinato de Rosa Luxemburgo) con el Partido Comunista Alemán (dirigido desde Moscú por Stalin). La negativa stalinista al “frente único antifascista” impulsado por Trotsky en mucho contribuyó a la catástrofe histórica del ascenso de Hitler en Alemania.
Volviendo a los divanes y “dilemas éticos”. Ante cualquier eventual amague de sojuzgar al analista que intenta convencer a su analizante sobre el voto en el ballotage, si se trata de invocar como regla la “neutralidad”, es el propio Freud quien deja sentado en algún momento sus propias reservas. En una carta a Ferenczi (1928) ya no manifiesta un optimismo inquebrantable sobre el cumplimiento normativo de la llamada “neutralidad” como condición de análisis:  He dejado al tacto de cada cual casi todo lo positivo que debe hacerse (…). El resultado fue que los analistas dóciles no percibieron la elasticidad de las reglas que había establecido yo, y se sometieron a ellas como si hubiesen sido tabúes. Algún día habrá que revisar todo eso, claro que sin suprimir las obligaciones que cité”.   
Para la práctica analítica de hoy en día, lo que desde los primeros textos clásicos que Freud presenta en sociedad a la neutralidad, hoy es casi una utopía impracticable. Para peor, es algo casi dañino para la práctica analítica: abona terreno para que los analistas quedemos apresados en un tendal de prohibiciones “de manual”, parapetos e inhibiciones (más como formaciones reactivas y síntomas del analista que del propio analizante) y las intervenciones terminan moldeadas desde el principio del “no hacer tal o cual cosa”.
Algunos años más tarde Lacan sacaría de cierto atolladero justamente al psicoanálisis “de manual” donde la práctica analítica se terminaría reduciendo al cumplimiento de presuntas normativas estandarizadas como supuesto “legado de Freud”. El concepto de “deseo del analista” propuesto por Lacan invierte –o mejor dicho subvierte- de cabo a rabo la acartonada “neutralidad” que venía haciendo estragos durante décadas a los “análisis” (?).
En el Seminario 8 “La Transferencia” Lacan no se anda “con chiquitas” y va a decir que este operador  propuesto es “un deseo más fuerte que aquellos deseos de los que pudiera tratarse, a saber, el de ir al grano con su paciente, tomarlo en sus brazos o tirarlo por la ventana” (sic).  Para Lacan, la no ubicación en los prejuicios ni juicios de valoración del analista no se condice necesariamente con la llamada “neutralidad” sino que más bien pasa por el deseo (del analista) que direcciona “la cura”. Lacan termina diciendo que el deseo del analista es el que convoca al deseo del analizante.
 Volviendo a nuestros colegas aterrados por el desenlace electoral del ballotage. La “bajada de línea” al analizante, intentando torcer una intención de voto, cae en el casillero ya no del “deseo del analista” sino de su demanda. Si hay algo que décadas de práctica analítica –en particular a partir de Lacan- han delimitado es el plano del deseo del de la demanda. Quizás el paciente de ocasión que votaría al candidato A o B (distinto al “deseado”, o “demandado” por su analista) puede terminar colmando la demanda, votar al candidato del analista y “misión cumplida”. Pero no sería lo mismo que, por ejemplo, si ese mismo analista “militante” se hubiera casualmente cruzado en una actividad proselitista callejera con su paciente –fuera del consultorio- y lo hubiera convencido. No se trata para el caso de violar la  “neutralidad” freudiana (que de por sí en algunos aspectos nació condenada a ser “violada”). Bien sabemos que cuando un analizante termina cometiendo un “acto” (X) por “indicación”, “sugerencia” o –para peor- demanda de su analista, poco tiene de acto analítico. Probablemente ese análisis ya esté condenado a estallar por los aires, minado por la demanda superyoica del analista. Aún, “cuando el Proyecto está en peligro”.

martes, 16 de diciembre de 2014

UN "MODELO" QUE ENFERMA TRABAJADORES





Una reciente investigación realizada por el Grupo RHUO y la Universidad Abierta Interamericana, a su vez publicada por el portal Infobae (5/12/14)  da cuenta que un 58% de trabajadores encuestados ha padecido o padece “estrés laboral”, manifestado mayormente en cuadros de “pánico”, “angustia” y “ansiedad”, además de “trastornos gastrointestinales” (que como patologías somáticas suelen estar asociadas en un grado importante a causas emocionales y psíquicas).
Los resultados del trabajo, además, destacan que “los bajos salarios” resultaron ser la principal causa de enfermedades de “estrés laboral”, seguido por “la falta de coherencia entre lo que las organizaciones (empleadores) dicen y hacen”. Asimismo, el 67% de los trabajadores encuestados afirmó que “la situación económica del país le genera mucho estrés”.
Los datos finales coinciden con las conclusiones del autor de la presente nota en el artículo Salud Mental y Clase Obrera Argentina: La Década Insalubre, publicado por la Revista Topía en el mes de agosto del presente año (ver versión entera en http://www.topia.com.ar/articulos/salud-mental-y-clase-obrera-argentina-%E2%80%9C-d%C3%A9cada-insalubre%E2%80%9D). En el mismo, luego de una investigación realizada, se comprueba el incremento exponencial entre la población trabajadora de licencias psiquiátricas y el autoconsumo de psicofármacos (especialmente ansiolíticos y “tranquilizantes”) durante la llamada “Década Ganada”. La precarización y superexplotación laboral como fenómeno, suplantando a la desocupación de los ´90 (donde el consumo de antidepresivos prevalecía sobre los ansiolíticos) resultan ser la principal causa de padecimientos mentales y psíquicos entre los trabajadores argentinos.
El preocupante nivel de automedicación como “solución”  se presenta principalmente entre los trabajadores no registrados, informales o “en negro” (monotributistas, contratados, cooperativistas, etc.), teniendo en cuenta que dichos compañeros no cuentan con la posibilidad de tratamientos en obras sociales ni de licencias médicas contempladas en los Convenios Colectivos de Trabajo.
La tan cacareada “reactivación del trabajo” durante la “Década Ganada” se desenvolvió sobre bases de tal extrema precarización y superexplotación laboral que los presuntos “beneficios” al otrora trabajador desocupado terminan deviniendo en un infernal sufrimiento, manifestado en “trastornos” psíquicos y un tendal de síntomas que se ubican en las antípodas de la “felicidad del obrero” tantas veces proclamada en actos oficiales por Cristina Kirchner.
La perspectiva de un Gobierno de Trabajadores no resulta garantía absoluta de “felicidad” para la clase obrera, pero sí un alivio no menor al agobio y a la alienación impuesta por la explotación del capital en todas sus formas, aún en la “nac and pop”.

Hernán Scorofitz

domingo, 16 de noviembre de 2014

HOSPITAL POSADAS: CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA




La muerte del joven camillero Emauel García, quien falleciera al intentar salvar a un paciente psiquiátrico que intentaba suicidarse desde la terraza del Hospital Posadas  arrojándose al vacío –y arrastrando  a Emanuel-  no puede  ser adjudicado a un “accidente laboral”  sino que resulta ser un crimen social y sanitario que terminó por cobrar la vida del paciente y el trabajador.
Los propios testimonios que describen la tragedia hablan por sí solo sobre el desguace que la Salud Pública y Mental está atravesando en las unidades hospitalarias públicas, especialmente de la Provincia de Buenos Aires (aunque el Hospital Posadas depende del Estado Nacional), en gran parte promovido desde las presuntas leyes progresistas en el campo de la Salud Mental que el Gobierno kirchnerista se anota como un poroto de “la Década Ganada”. Durante la madrugada del jueves 13, el paciente  arribó a la Guardia Médica del Hospital Posadas, acompañado de sus familiares, padeciendo un cuadro de crisis aguda. Fue inmediatamente derivado a la Guardia Psiquiátrica, la cual está ubicada en el séptimo (y último) piso del Hospital, con una terraza lindante! En un descuido y sin las garantías mínimas necesarias, el paciente logró ingresar a la terraza donde se produjo el trágico desenlace.
El dato es que de acuerdo a la denuncia de los trabajadores y profesionales del nosocomio -que horas posteriores ocuparon y pararon el Hospital, además de cortar la Autopista Ricchieri como señal de protesta- la muerte de Emanuel (y el paciente) resultó ser una “Crónica de una Muerte Anunciada”: ya se habían producido hechos similares que obligaron a los trabajadores a exigir a las autoridades trasladar la Guardia Psiquiátrica del Séptimo Piso al Planta Baja, lo cual fue desoído por los directivos del Hospital por “falta de espacio”. Cabe mencionarse que el intento de auxilio de Emanuel no correspondía a sus tareas formales ya que desempeñaba como camillero; los trabajadores denunciaron además que “las puertas de acceso a la terraza estaban libres” (en una Guardia Psiquiátrica lindante a una terraza en un séptimo piso!) y que “hay un hermoso edificio adelante pero no se resolvieron  las condiciones de trabajo del servicio de rehabilitación y psiquiatría… faltan insumos y equipamiento…aunque las ventanas tienen rejas, no hay servicio de internación psiquiátrica específica” (Clarín, 14/11/14).
La Ley Nacional de Salud Mental, aprobada en el año 2010  y reglamentada el año pasada –venerada tanto por el kirchnerismo como por casi todo el arco “progresista”- insta al cierre de los hospitales monovalentes de Salud Mental (comúnmente llamados “neuropsiquiátricos”) y a efectuar las internaciones psiquiátricas en los hospitales generales “con recursos necesarios” (Art. 28, Ley 26.657 ). De hecho, el Gobierno Nacional en su Plan de Salud Mental ha fijado el año 2020 como plazo final de cierre de los hospitales monovalentes. Mientras muchos pretendían insinuar que la Ley abriría las puertas de la “desmanicomialización”, desde estas páginas anticipábamos que en nombre de una presunta reforma se profundizaría el ajuste y la privatización de la salud pública y mental.
En el artículo “Hecha la Ley, Hecha la Trampa” (Prensa Obrera 02/12/10 - ver versión completa  en link http://www.po.org.ar/noticia/ley-nacional-de-salud-mental-hecha-la-ley-progre-hecha-la-trampa-privatista) , cuatro años atrás, advertíamos algunas consecuencias del cierre gradual de sectores de internación psiquiátrica en monovalentes y el traslado de las mismas a hospitales generales, “…la situación planteada al día de la fecha resulta ser la manifiesta situación de colapso de los hospitales generales (y no sólo monovalentes) en todo el país. Los "recursos necesarios" librados a la "interpretación" de los gobiernos capitalistas provinciales y municipales (sumado al Estado nacional) en la perspectiva del traspaso planteado directamente abriría una instancia de agravamiento de la atención en la red hospitalaria, particularmente en lo que se refiere a la asistencia de pacientes psiquiátricos internados…    
Al “día de la fecha”, y de acuerdo a lo denunciado por los trabajadores, lo que prevalece en el Hospital Posadas es precarización laboral, jornadas extenuantes para enfermeros y otros profesionales y un derrumbe edilicio. El carácter tragicómico de las muertes también juega su papel: el actual Director del Hospital Posadas, el confeso kirchnerista Donato Spaccavento,  al momento de asumir como Secretario de Salud del entonces Jefe de Gobierno Jorge Telerman, había declarado en una entrevista a Página/12 en el año 2006   Quisiera que se recuerde mi gestión como la que terminó con los manicomios en la ciudad de Buenos Aires…me gustaría que la gente se acordara de mí diciendo: ´El Tano Spaccavento pasó a la gente de los manicomios a la comunidad”. (Página/12, 23/03/06).

Hernán Scorofitz